RAVAL 50









Agosto del año 2004 en Barcelona. Los 8 meses de trabajos temporales empezaban a cansar mi paladar y la esperanza de encontrar trabajo estable perdía consistencia. Fue entonces cuando contemplé, cual revelacion divina, como la ciudad abría un hueco para mi. La categoria era Recepcionista, los requisitos: hablar ingles, saber un poco de informática y tener buena presencia; lo básico para un hostal ubicado a dos minutos de las Ramblas.

Cuarenta entre cinco, dos de fiesta, es igual a ocho horas por día, detrás de la barra, mirando al que transita, al que se queda y al que se va. Disponible al que llama y necesita una toalla, una colcha, un condón, <<no, aquí no tenemos, pero encuentra al final de la manzana, gracias>>.

El combate entre lo real y lo imaginario, lo supuesto, pretendido, o como queramos llamarle; el imán que succiona por su calidad de inmaterial, apareció desde el primer día laboral. La idea de RAVAL 50 fue lograr consumar un trozo, aunque fuera vago e indefinido de “aquello” cien por cien laboral y cien por cien audiovisual; donde todo encuentro acontecía con la barra de recepción de por medio.

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